El tiempo pasa de diferente manera dependiendo de muchos factores, a nosotros nos parece inverosímil que nuestro sueño se haya casi consumido y estemos refiriéndonos a él casi en pasado.
La llegada a casa la percibimos como algo inminente, queda muy lejana la imagen de cuando Carlos y Roberto nos dejaron en el aeropuerto con nuestro equipaje para llevar a cabo está aventura y estamos a punto de volver a revivirla, pero está vez para reencontrarnos.
Viajar una larga temporada, conocer y adaptarnos a a otra cultura, además de financiarnos allí la estancia, suponía un ambicioso proyecto plagado de incertidumbres y dudas, pero hoy en día podemos decir que lo hemos solventado mucho mejor de lo pensado, solamente con ilusión y predisposición. Estamos muy orgullosos de todo lo que hemos realizado, la gente que hemos conocido y los miedos que hemos superado, todo ello realizado de forma independiente, planificado por nosotros, diseñando nuestra ruta, gestionando nuestro tiempo, superando el tedioso trámite de los papeles y empezar la vida en otro país, que siempre tiene su dificultad.
Ahora toca la dura despedida de la vida que hemos formado aquí, pero la alegría de llegar a la nuestra, nos tiene la ilusión ansiosa por reencontrarnos con nuestro entorno y nuestra gente.
Estas dos semanas han sido puras despedidas de amigos y compañeros de trabajo y de preparar la dura maleta del regreso. Talca finalmente se convirtió en nuestra ciudad de acogida, al principio nos pareció solo buena por su idónea ubicación, acorde a nuestros proyectos de seguir conociendo lugares interesantes, pero que poco a poco nos fuimos amoldando a ella y adaptándonos a su peculiar ritmo.
Aquí señalamos unos pequeños matices de su identidad: ciudad tradicional chilena por excelencia; capital regional con carácter provinciano; activa y profesional en organización de eventos; extensa población de más de 300.000 habitantes; amaneceres nublados en invierno y luminosos en verano; Alameda solitaria y melancólica en invierno, alegre y exuberante en el periodo estival; la inquietud constante de sus temblores; su centro con el dulce aroma a cabritas (palomitas); farmacias abiertas a todas las horas y todos los días; sus tienditas de barrio; el tranquilo río Claro con sus canoistas y barquitas de recreo; el Mirador del Cerro sobre el mismo río; su colorido y alborozado mercado CREA con estupendos alimentos, con frescas frutas y verduras , sus gigantescos mariscos y sus deliciosas empanadas de queso; la calle Diagonal y sus restaurantes y bares con pretensiones de ser elegantes; la acodedora placita de Rugendas con restaurantes, teterias y cafes conarte y encanto ; sus fiestas costumbristas con caballos y huasos (personajes típicos); sus elegantes palmeras; sus mediodías placidos; repleta de bicis y motos por su terreno sin desniveles; su Terminal de buses destartalada y caótica; sus colectivos negros de matriculas amarillas; sus innumerables puestos callejeros; el Mercado de Las Pulgas de segunda mano los fines de semana; los señoriales grandes edificios como el Amalfi y La Paz; los señoriales Clubes de Tenis, el Estadio Español y Tenis Talca; la cuadrada y gran Plaza de Armas; su cine a "Luca" (1000 pesos) y palomitas a 300 pesos; la multifacética Plaza de Cienfuegos siempre con eventos de alguna cuestión; sus enormes barrios periféricos de La Florida y Las Rastras; su singular distribución callejera numérica y por puntos cardinales; el centro comercial y el Casino de Talca; la comercial calle peatonal y principal de la "1 Sur"; sus bonitos atardeceres tras la cordillera de la costa; las parejas de adolescentes retozando en La Alameda; nuestro trabajo en la tienda de motos FullMoto; los desérticos domingos, no hay nadie en la calle, la ciudad para por completo; el lujo de tirar la basura por el ascensor de basuras; nuestro 12º y 13º departamento, nuestra primera casita en el patio de otra; las largas y calurosas charlas por Skype; donde aún se ven carros tirados por caballos; sus vistas a los Andes; su Navidad en verano; su olor a completos (perritos calientes); los fines de semana estupendos con la familia Contreras, sus buenos restaurantes; su gente sencilla pero altiva de sus costumbres; los helados del Vía Láctea; nuestro callejeos con nuestra scooter; el jugoso restaurante "Te lo hago rico"; la sirena de las 12h; los colegiales vestidos de uniformes; los lava-coches callejeros...
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Cena con "españoles por Talca". |
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Llegando en tren a Gonzalez Bastias, asado y baños en el río Maule y en las tinajonas. |
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Desayuno rico en Gonzalez Bastias. |
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Y como no podía ser de otra manera en Chile, no hay celebración sin asado. |
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Una de las "Tinajonas". |
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Despedida con nuestros jefes. |
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Foto de grupo en la cena de despedida con parte de la empresa. |
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Sector duro de FullMoto y Agromoto. |
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Fin de semana con la encantadora familia Henriquez-Contreras, en su preciosa casa de Colbún. |
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Disfrutando del lago Colbún, con moto de agua, catamarán y esqui acuatico, gracias familia.
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Ahora volvemos a la carretera, viajaremos hacia el sur de Chile recorriendo Parques Nacionales que no visitamos la vez anterior, para luego subir por los andes argentinos y conocer su región de Los Lagos.