Toca dejar de vivir el presente a diario, ahora hay que ponerse duro con la vida de inmigrante, muy diferente a la de turista, descubrir como conseguir una visa para poder trabajar y residir en el país, revalidar los títulos (contamos con gran ayuda, tenemos a mi hermano Rober yendo y viniendo a Madrid todas las semanas), y luego ponte a buscar trabajo en si, los cauces y formas de hacerlo en cada país son diferentes y es importante adaptarte a como se hace en cada lugar, y por último investiga que sueldos se cobran por cada empleo, en fin una tarea bastante pesada y desagradable.
Llevamos cerca de tres semanas buscando seriamente trabajo, y aunque hemos hecho muchas entrevistas y nos han llamado para varios trabajos, la verdad que algo interesante a desarrollo personal y económico hay bastante poco, pero algo hemos encontrado, de momento vamos a probar un mes, Alicia comienza mañana en un concesionario Honda y yo tengo muy avanzado una pega de monitor de Tenis en una Academia de Tenis (a falta de consensuar el sueldo), os iremos contando.
Por su parte Talca, lugar donde el terrible terremoto del 2010 aún se deja notar con claridad en un montón de casas y edificios derrumbados o precintados a cal y canto, es también conocida como "ciudad de la niebla", incluso hay una linea nacional de buses que se llama "Londres, Paris y Talca", por la similitud de este fenómeno meteorológico con esas ciudades.
Es una urbe cuadriculada, cuyas calles organizan según los puntos cardinales partiendo la numeración desde la Plaza de Armas. No es muy bonita, sin embargo cuenta con varios atractivos que al menos nos hacen pasar el tiempo de una forma agradable: la aceptable Calle Peatonal (Norte 1) esta repleta de centros comerciales, tiendas y lugares para tomar algo; La Alameda, eje principal de la cuidad, una larga y arbolada avenida donde salimos a correr a menudo, que llega hasta el río Claro y tras cruzarlo se asciende un empinado camino hasta un mirador desde el cual se divisa toda la ciudad, con Los Andes y sus volcanes al fondo; varios clubes de tenis para practicar nuestro deporte favorito y quitarnos el gusanillo y los fines de semana disfrutar de torneos de cierto nivel; el Cine de La Plaza, sala de cine alternativo a poco más de un euro con películas más o menos recientes y bastantes buenas; la interesante Feria del Vino, con estupendas de gustaciones y originales actuaciones culturales en vivo relacionadas con el mundo del Dios Baco; asados con amigos y tomar algo de "Piscola", la bebida de la noche chilena. No todo es tan bueno, por que la mayor parte del tiempo la hemos dedicado a la búsqueda de empleo, arreglar papeles y visitar pisos y casas para hospedarnos.
El equipo de fútbol de Talca, juega en primera división viste igual que C.D. Azuqueca, esta coincidencia no es la única, la belleza también es similar y destaca por su buena ubicación dentro del país, al final la cabra tira al monte.
De momento hemos alquilado una cabaña en la parte de atrás de una casa, no es muy grande y no esta muy bien equipada, pero es tranquila, céntrica y tenemos al lado un lugar exquisito para comer todos los días muy barato, así que para descubrir la ciudad está bien.
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Río Claro, Talca. |
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Río Claro y bosque al fondo donde salimos a correr. |
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Mirador de la ciudad, lástima que la canícula no dejase ver ese día la cordillera con sus volcanes al fondo.
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Caminos de entrenamiento y paseos. |
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La Alameda, vertebra de la ciudad. |
Pasó el tiempo, efectivamente hace 15 días empezamos a trabajar, Alicia en un concesionario Honda y yo en una Academia de Tenis en el estadio Español. La experiencia es agridulce, motiva trabajar y vivir experiencias en otro país, pero por otro lado los sueldos son muy bajos y la organización brilla por su ausencia, pero bueno ahí estamos, ¡trabajando en Chile!.
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Pistas de tenis, Estadio español, Talca.
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Preparando las pistas antes de regarlas. |
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Piscina del Estadio Español.
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Restaurante y sede social del club.
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Seguimos en la cabaña, encontrar un lugar bueno y pagable nos esta costando demasiado, apenas hay departamentos amueblados, y casi todos están apartados del centro.
Este fin de semana fuimos a Santiago a buscar definitivamente nuestras latosas maletas, a visitar a Javiera y Andrés y Rodrigo. El sábado, paseamos tranquilamente por la ciudad, de causalidad advertimos carteles que anunciaban que actuaban Ana Belén y Víctor Manuel, y para nuestra suerte tocaban este domingo. Por la noche acompañamos a nuestro amigos a un cumpleaños de lujo en la parte más "fina" de la ciudad.
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Bonito atardecer en Santiago, desde el Cerro Santa Lucía. |
El domingo fue un estupendo día en casa de Javiera, desayunamos leyendo "El País" en la versión latinoamericana, vimos a Nadal ganar la final del Godó, a continuación tomamos el vermuth con ricos quesos de Chile, comimos junto a Cecilia (la madre de Javiera) en la apacible terraza de la casa y dimos un bonito paseo en bici por la ciudad antes de partir al centro a ver el concierto.
Fue espectacular, nos pusieron la piel de gallina nada más comenzar , fue una explosión de sentimientos: de nuestro viaje, de nuestra relación, del acogedor país en el que nos encontramos y una sorpresiva añoranza e identidad con nuestro país. Disfrutamos de lo lindo junto a nuestra estupenda amiga Jaya y su adorable madre Cecilia, que mejor regalazo no nos pudieron hacer.
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El río de Santiago y el comienzo de la zona financiera de la ciudad. |
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Bajo la Torre más alta de Sudamérica. |
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"Verano azul" en Chile. |
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Un momento del maravilloso concierto. |
Al término de la magnifica y palpitante función, nos dirigimos a casa de Rodrigo, que nos acogió un día más en su hogar para poder ir a la mañana siguiente a la oficina donde hicimos los tramites de las maletas, justo al lado.
Lo que tenía que ser un puro trámite después de 29 días (esta última vez), fue toda una odisea, desde las 9 de la mañana que abrían la oficina hasta más de las 12, estuvimos proponiendo ideas para que nos solucionaran la entrega, ya que querían continuar con el protocolo habitual y hacernos esperar ni se sabe cuantos días más. Ya les advertimos nada más llegar que no nos íbamos a mover de allí sin las maletas, y cuando apareció la jefa, le contamos el problema y comenzó a mover el tema, pero cerraban la aduana a las 13 horas y quedaba menos de media hora, ya veíamos que no lo conseguíamos. Al final, y tras 3 horas de trámites aduaneros recogimos las maletas, revisamos y no tenemos claro si está todo (al menos lo más importante sí) porque después de casi 7 meses y que venían las llaves puestas en los candados, se hace difícil corroborarlo.
¡Acabó la odisea de las maletas!, pero ellas han disfrutado de lo lindo, 6 meses tranquilamente en Quito y luego un viajecito por Guayaquil, Panamá, Miami y Santiago de Chile, jajaja.
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Nuestras maletas por fin en casa.
Ya veremos que decisión tomamos finalmente, porque los ambiciosos objetivos del viaje ya están más que superados y la nostalgia de nuestras familias y amigos es cada vez mayor.
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