jueves, 1 de noviembre de 2012

LA BIENVENIDA AL PERU


Cruzar la frontera entre Ecuador y Perú por La Balsa es toda una experiencia, el camino es precioso, pero el suelo no es firme, además ha llovido toda la semana y es un autentico barrizal y hay que atravesar muchas montañas (aquí nos movemos en unos dos mil y pico metros de altitud), con sus curvas y sus desniveles, por lo que el trayecto es un infierno.
El primer bus que cogemos es en Vilcabamba (Ecuador) a las 6 de la mañana con destino a la Zumba (último pueblo de Ecuador),- aquí se montan 3 turistas-, este recorrido dura unas 6 horas,  nuestro bus un poco más, ya que al rato de salir nos quedamos atascados en mitad de una cuesta, donde afortunadamente están trabajando las máquinas en la construcción de la carretera y una de ellas nos remolca.

Continuamos la marcha y por fin llegamos a La Zumba. Aquí hay que esperar una hora y media para coger una chiva (un mini camión abierto por los lados) para ir a la Balza, la frontera pura y dura. Entablamos conversación con los otros guiris porque nos han dicho que es bastante peligroso y es mejor ir en grupo (dos ingleses- Samanta y Mahut (de origen indio) y una holandesa, Elka).

Salir de Ecuador es fácil, te sellan el pasaporte y cruzas un puente embarrado sobre un río que separa un país de otro, y llegas al infierno.

Vas a inmigración, rellenas la tarjeta y tienes que ir a la policía que se encuentra en frente en la parte de abajo (pero que para atravesar debes meterte en un lodazal) para que te lo firmen. Lo haces, pero no hay nadie, en un cuartito al lado hay un hombre sin camiseta que nos dice que ahora nos atienden, se viste y es él mismo, nos lo firma y volvemos a inmigración a que lo sellen, este tipo es un poco vacilón (a Mahut, le dice que no hay muchos negros en Inglaterra y al resto en esa línea) y está con su ordenador poniendo música hortera a todo trapo (el meneíto, etc.).
Le preguntamos como podemos llegar a Namballe y nos dice que en la esquina se cogen los carros. Después de esperar un rato, preguntamos en una tienda y nos dice que no hay carros porque es imposible acceder por el barro, que hay que coger una moto-taxi. Otra larga espera en la nada, por fin aparece una, pero somos 5 y necesitamos otra más, menos mal que este señor es amable, busca otra y nos encaminamos al siguiente destino, deslizándonos constantemente sobre la plasta marrón que va salpicándonos en la  fuerte subida.
Una vez en Namballe, tenemos que coger un taxi a Jaén, los conductores están jugando a las cartas y empiezan a llamarnos gringos y a pasar de nosotros, nos dicen que mañana a las 4 de la mañana sale el primero, que hoy es tarde y el camino está muy feo. Uno de ellos nos dice que va a hacer un encargo pero que nos lleva, esperamos unos 40´ y como ya es de noche, buscamos un hotel. No hay luz por ninguna calle y el suelo sigue siendo lodo puro. Encontramos un hotel que no tiene luz, el colchón es matador y solo hay agua fría, pero como queremos irnos de ahí a primera hora, lo cogemos. Buscamos algún sitio para comer, pero no tenemos soles y los dólares no nos los cogen. Solo podemos comprar unas galletas para cenar.
Llegan las 3:30h., hora en que tenemos que levantarnos para ir al taxi, por supuesto sigue siendo de noche, no hay luz y no hay ni un alma por la calle y volvemos a embadurnarnos en los charcos que no podemos ver, llegamos al parqueadero y no hay taxis, menos mal que al momento aparece uno con las luces apagadas  para llevarnos, pero no solo vamos a ir los 5 (que ya estaría bien) y las mochilas, si no que mete a dos más, uno atrás con las mochilas, 4 en el asiento de atrás y dos en el asiento del copiloto, además del conductor, en un coche que está para el desguace.
Comenzamos la subida hacia San Ignacio por una auténtica ciénaga, el coche lleva demasiado peso, se empaña a cada momento, no le funcionan los limpiaparabrisas y va patinando en las subidas porque no tiene fuerza y se atasca. Tiene que dar varias veces marcha atrás para coger carrerilla y poder subir, pero forzando mucho la “máquina”, también debe parar varias veces a limpiar la luna con una botella de agua y otra en un riachuelo que cruza el camino echándole el agua con las manos (patético). Al amanecer y tras 3h. de duro pasaje, en una de las cuestas el coche dice basta, sale humo por todas partes y no arranca, nos bajamos y por suerte estamos al lado de una casa que nos prestan un cubo con unos 10l de agua que el coche se bebe del tirón, tiene que ir a buscar otros tantos, que de nuevo casi consume,  y lo poco que queda lo echa por encima del motor para que refrigere, seguimos y llegamos como podemos a S. Ignacio.


Allí hay que coger otro taxi o colectivo (son unas furgonetas de 7 ó 15 plazas) para ir a Jaén, hay que esperar a que se llene para salir, en fin, después de todo lo pasado, es el mal menor. En Jaén cogemos otro colectivo para ir a Bagua Grande, en esta pista en mejor estado, por fin nos cruzamos con algunos vehículos, y de aquí a Chachapoyas (destino final) tomamos otro colectivo, esta carretera aunque también es pista a ratos, tiene un firme bueno, el paisaje es genial, discurre al lado del río Uctubamba, que es una pasada, llegamos mucho antes de lo esperado que no está mal según había comenzado el día. Después de dos días de viaje conseguimos llegar a destino.
Esta es nuestra entrada triunfal en el Perú. De momento tanto la gente como el propio país han sido muy hostiles con nosotros.

(Ver más fotos en entrada "FOTOS PARA NUESTROS SEGUIDORES").

3 comentarios:

  1. Vaya tela! Vaya caminos por los que vais. Toda una experiencia inolvidable. Ahora bien, la proxima vez que vayais a Jaén coged la autovía de Andalucia (A-4); te quitas de problemas eh.

    En busca del barro...digo del oro del Perú.

    Seguid contando, mola.

    Besos.

    jd

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  2. joder vaya bienvenida que has ha dado Perú no?? todo lo que podía salir mal, salió peor!!!

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  3. che, que grandes son los cruces de frontera!! siempre tienen algo especial!!

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