DE AMAZONAS A CAJAMARCA

Llegar al siguiente destino nos llevó dos días, el camino de Kuelap a Cajamarca es lento, sinuoso y volado, todo ello debido a la terrible orografía de la zona, pero esto mismo le da un encanto sublime, y cada curva, cada zeta de la carretera, el paisaje se supera, merece la pena todo el tiempo invertido en los buses y andando para ver todo lo que esta zona nos ofrece. La carretera está cortada durante 6 horas para echar una capa de alquitrán de unos dos centímetros de espesor en unos 500 metros de pista (sin palabras), como estamos en mitad de la nada, decidimos ir andando con dos franceses y un peruano, hasta el siguiente pueblo para no estar parados  y poder comer. El paseo es precioso, hace muy buen tiempo y merece la pena hacer el trayecto andando, además es todo bajada. Tres horas y media más tarde llegamos a Las Balzas, un feo y pequeño pueblo que tiene un par de restaurantes, algunas tiendecillas de comida, un puente que cruza el gran río Marañón y donde los diminutos mosquitos se ensañaron con nosotros. 

Cuando abandonas la frontera que divide el Amazonas con La región de Cajamarca, se percibe claramente la diferencia del paisaje, esta no es una zona tan frondosa y tan rica en agua pero en cambio, posee fértiles tierras de cultivo que cubren todos los valles.
 

Aunque llegamos de noche, se ve que la ciudad es preciosa, hay una procesión y nos reciben con fuegos artificiales jajaja, hay mucha gente por la calle y un ambiente genial, pero es tarde y tenemos que buscar alojamiento, que el día ha sido muy duro. Esta primera noche la pasamos en el Hotel Los Jazmines, tiene un patio precioso y es un sitio tranquilo, nos viene muy bien para descansar.

Cajamarca es uno de los lugares más simbólicos de la historia peruana, ya que su plaza principal fue el escenario del enfrentamiento de Atahualpa (el último inca) y los españoles encabezados por Pizarro. Hoy en día conserva numerosas construcciones coloniales, la catedral, las iglesias y alguna casona que completan la majestuosa plaza de armas. Tiene además un centro cultural de construcción eclesiástica, con una fachada y un patio muy elegantes, muy activo, donde en el poco tiempo que pasamos en la cuidad pudimos disfrutar de alguna de sus actividades. El mirador de Sta. Apolonia es otro lugar para disfrutar de esta bella cuidad,  tanto de la vista que ofrece como de la espectacular escalinata para acceder a él. 

Desde esta ciudad visitamos las Ventanillas de Otuzco, es un lugar de enterramientos de culturas pre-hispánicas, también Cumbe Mayo, un enclave de gigantescas piedras esculpidas a su antojo por el agua y el viento, creando bonitas figuras y oscuros túneles. Como no ir a disfrutar de Los Baños del Inca, descanso de aguas termales y naturales con pozas privadas, humeantes piscinas al aire libre y  servicio de masaje e hidromasaje.

Cumbe Mayo

Baños del Inca

No solo nos deleitamos con lo anterior, sino que pudimos degustar la rica y famosa comida peruana en alguno de sus cuidados restaurantes.

Nuestro viaje continúa camino de la costa.