En Cochrane, última ciudad con posibilidad de abastecerse, tuvimos algunos problemas: para empezar, salir de aquí resultaba difícil, el bus diario que sale hacia Tortel estaba completo para los dos siguientes días, y hacer dedo es realmente complicado, porque no hay casi tráfico para ir a un lugar tan remoto y pequeño; la otra dificultad fue que el único banco del lugar no tenía dinero en efectivo y no sabíamos si con lo que teníamos nos alcanzaría para llegar al lado argentino. Lo primero no era tan problemático y además tuvimos la suerte de que habilitaron un bus más y pudimos encontrar pasaje para la mañana siguiente, pero la "plata" sí suponía un inconveniente, ya que la opción que habíamos elegido para continuar al sur, sin tener que retroceder, era bastante costosa y por aquí no existe el pago con tarjeta de crédito, aún así nos aventuramos y continuamos nuestro camino, para ver qué posibilidades teníamos desde la siguiente población.
Dejando atrás Cochrane, el camino va entre cascadas, lagos y bosques de ciprés, siguiendo el curso del precioso río Baker hasta su desembocadura en Caleta Tortel. Al visitar esta comuna, tienes la sensación de estar en uno de los lugares más excepcionales, hermosos y aislados de Chile. Está ubicada en los archipiélagos australes de la Patagonia chilena, entre los Campos de Hielo Norte y Sur. Es una población que fue fundada hace relativamente poco, en 1955, antes, las condiciones climáticas eran tan duras que nadie podía habitar allí, además solo se accedía a través del mar o del aire. Desde 2006 existe un desvío desde la Carretera Austral que te permite llegar al sector alto del poblado, para recorrer sus pasarelas de madera que sustituyen a las calles y al cemento.
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Camino a Caleta Tortel. |
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Panorámica de Caleta Tortel. |
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Paseando por sus pasarelas. |
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En el brazo del Pacífico que entra a través del canal del Golfo de Penas. |
Tras la visita a esta original población, continuamos con los mismos conflictos, y después de dudar entre pasar ahí la noche, volver a Cochrane o intentar avanzar a la suerte, nos decidimos por lo último a ver si la fortuna nos seguía sonriendo. Preguntando a un señor si iba a O´Higgins (siguiente destino), una familia nos escuchó y se ofrecieron solidariamente a ayudarnos, solventando de nuevo la situación. Ellos iban hacia el mismo lugar, pero la última barcaza que cruza el lago Yungay para poder seguir a O´Higgins ya había zarpado y era lo máximo que podíamos avanzar, buen lugar para partir a la mañana siguiente. En Puerto Yungay no hay nada, solo la boletería para el barco y un puesto de militares que se encargan de custodiar el lugar, y nosotros no podíamos al estar sin tienda ni sacos. No sabemos como, pero consiguieron la cabaña de los militares y nos propusieron continuar con ellos usando su carpa y sacos, era una solución genial, pero lo fue más todavía cuando llegamos a la choza y había sitio para los 12 integrantes de la familia, para nosotros había un gran salón donde nos alojaron en un colchón hinchable y unos cálidos plumones.
Compartieron con nosotros su cena, la velada fue estupenda, estuvimos jugando con la pequeña de la familia, Valeria, charlando y contando nuestra aventura y nos sentimos integrantes de la suya. Por la mañana, también desayunamos con ellos y salimos todos juntos a coger el primer ferry y llegar pronto a Río Bravo, punto de desembarque.
Desde este lugar, la Carretera Austral enfrenta los últimos 100 kms. de recorrido hasta Villa O´Higgins por una ruta de gran atractivo escénico, este tramo bordea algunos preciosos ríos, varios lagos y cruza el río Mayer por un puente colgante, para llegar a O´Higgins, villa ubicada en medio de bosques nativos y enormes montañas.
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La barcaza que nos llevaría al día siguiente a Río Bravo. |
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Con las maravillosas familias Yañez y Campos en la cabaña de Yungay. |
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Caseta de los militares bajo el volcán Mitchell. |
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Parte de la familia Farfán, en el ferry a Rio Bravo. |
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Paisaje tras el desembarco hacia O´Higgins. |
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Uno de los grandes lagos del camino. |
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Puente sobre el río Mayer.
Ya en Villa O´Higgins, tocaba despedirse de todo el grupo, buscar alojamiento e información de las rutas por los alrededores y del barco que nos debía llevar a ver el Glaciar O´Higgins y posteriormente dejarnos en Candelario Mancilla, donde comienza de verdad el cruce fronterizo.
O´Higgins es denominada la "Última Frontera de la Patagonia", tramo final de la bárbara e indómita Carretera Austral, aquí el Campo de Hielo Sur corta cualquier paso terrestre y solo es posible continuar al sur navegando entre lagos cubiertos de glaciares perpetuos. Al igual que la vecina Caleta Tortel, Villa O´Higgins es un lugar recién habitado (1963) y charlando con sus habitantes palpas la auténtica esencia de los primeros colonos, esto motiva a vivir experiencias y aventuras en estas inhóspitas tierras. Parece que estas en un lugar virgen, apenas conocido, donde todo está por descubrir y se contagia el espíritu aventurero de los pioneros que emprendieron aquí su vida a base de trabajo, esfuerzo y valentía.
Este es el último punto para coger provisiones antes de cruzar la enrevesada frontera hacia Argentina y no solo hicimos eso, si no que además, pudimos relajarnos haciendo algo de ejercicio, en un moderno y acondicionado pabellón de deportes.
Por la noche, tras obtener los engorrosos billetes del barco para el día siguiente en el último instante (único lugar que se admiten tarjetas de crédito, salvándonos el problema económico), nos reunimos de nuevo con todo el clan a cenar un exquisito asado de cordero y tomar unos tragos acompañados de música y baile (eeesso!!!).
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Un partidito muy entretenido. |
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Disfrutamos de unas entradas a canasta y unos tiritos.
El crucero comienza a 7 Kms de O´Higgins en Bahía Bahamonde, (realmente es aquí el fin de la Carretera Austral), al pie del alucinante lago O´Higgins. El lago es uno de los mayores de la Patagonia, compartido entre Chile y Argentina y el más profundo de América, con 836 metros, alimentado por los gigantes glaciares del gran Campo de Hielo Sur. Además de llevarnos a Candelario Mancilla, aprovechamos este navío (por unos cuantos pesos más) para poder visitar el imponente glaciar O´Higgins. A pesar del frío y de la intermitente lluvia, nos sobrecogimos con su majestuosa presencia, con sus paredones de 80 metros de altura y sus 3 Km. de anchura que se elevan sobre el lago.
Durante la travesía vimos también otras largas lenguas de hielo que asomaban al lago y que se derretían lentamente formando grandes cascadas que se despeñaban al lago. Quedamos impresionados por la multitud de colores que se aprecian en el hielo debido a las erupciones volcánicas de tiempos pretéritos y el estruendo de varios cascotes cuando se precipitaban violentamente contra el agua.
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Cascadas del Lago O´Higgins.
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El glaciar se empieza a asomar. |
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Cascotes de hielo flotando en el lago. |
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Contrastes de colores. |
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El Gran Azul. |
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Llegando al impresionante glaciar. |
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Desfile de "capuchinos" helados. |
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Las puntas del hielo glaciar. |
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Nuestras caras delatan frío, ¿verdad?. |
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En arco-iris "negro". |
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La gran pared "azulada". |
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Si, Pedro tomando un whisky con "Hielo Milenario".
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Bloque de hielo cayendo al lago. |
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El lento avance del glaciar, a la izquierda el Glaciar Gaea. |
Seguimos nuestro imparable camino al sur, superando obstáculos y problemas, la suerte en esta larga aventura está de nuestra parte y siempre se resuelven las situaciones de manera satisfactoria. Veremos como se resuelve el punto más conflictivo, llegar a Argentina por esta sinuosa y apartada aduana.
MUCHISIMAS GRACIAS a todos los que estáis ayudando a Pedro y a Alicia en su aventura...
ResponderEliminarPedro eso si que es ir de copas con glamour, en barco y con hielo de glaciar...
ResponderEliminarQue pasada de fotos!!!...os envidio mucho!!!
ResponderEliminarincredible !
ResponderEliminaryo quiero ir !
( pero procuraré no llevar un pantalón corto color lima-limón horroroso como el de pedri )