LA BELLA PATAGONIA ARGENTINA. MONTE FITZ ROY

Tras disfrutar del precioso Ventisquero O´Higgins, el barco nos dejó en Candelario Mancilla, capital de la comuna del Lago (en verano son 5 vecinos y en invierno solamente dos), un caserío a orillas del lago donde se puede pasar la noche antes de cruzar a Argentina. El agradable hospedaje, aunque básico, no cuenta con teléfono y sus pobladores únicamente se comunican por radio, pero posee una TV plana con canal internacional, cosas de la tecnología.

Imaginaros la tranquilidad de este bello lugar elevado en medio del bestial Lago O´Higgins,  sus vistas silenciosas y su aislamiento eterno, ya que el único contacto que existe es el de los turistas cada 3 días, y en invierno ninguno, porque la aduana queda cerrada por la nieve y el frío de abril a noviembre. Desde aquí parte una  de las rutas de trekking mas solitarias y exigentes de la Patagonia, 22 Km hasta llegar al Lago del Desierto ya en territorio argentino.

Por fin estamos aquí, dispuestos y equipados para cruzar la misteriosa frontera, tras mucho tiempo dubitativos y expectantes por  saber si podríamos usar este paso para alcanzar el lado argentino. 

El día comenzó pronto, había que aprovechar la luz para la maratoniana jornada, además la noche fue muy lluviosa y la mañana continuó igual, no sabíamos las condiciones en que nos íbamos a encontrar el camino, pronto alcanzamos el puesto de carabineros chilenos, mientras realizamos los trámites para salir del país, la lluvia cesó. Los primeros 6Km iniciales eran pura subida, hablando y hablando dejábamos a nuestras espaldas el inmenso lago y aparecían cada vez más arboles y nevados entre las nubes que desaparecían pausadamente; ya arriba el bosque era más denso y  después de varias subidas y bajadas llegamos a la "frontera solitaria", marcada por unos sencillos carteles de cada país.

Cruzando uno de los ríos de la ruta.

El río abriéndose hueco entre el frondoso bosque.

"Frontera solitaria".

Solo quedaba bajada hasta el Lago del Desierto, pero se hizo más pesada, la senda argentina apenas estaba marcada, había mucho barro y las mochilas nos destrozaban las espaldas. A las 15:15 cogíamos el ferry para cruzar el  extenso lago, en un paisaje deliciosamente bello, lleno de árboles de colores, amenazantes glaciares,  finas cascadas y aguas impecables de la propia laguna. Al llegar al otro extremo había un bus esperándonos para por fin llegar a la civilización, que tras otra hora y media por un camino escabroso te presentas en El Chaltén.

Camino en territorio argentino.

El deseado Lago del Desierto.

Recibiendo en el muelle al ferry que nos cruzaría el lago.

Paisaje desde la embarcación.

Valle del Río Las Vueltas, vista desde el bus a El Chaltén.

Esperada llegada a la civilización.

El Chaltén es un pueblo demasiado turístico pero con encantadores alrededores, andar por ellos supone recorrer uno de los marcos montañosos más hermosos del mundo, por esto es la "capital del excursionismo de Argentina".

Nada más asentarnos, hipnotizados por la belleza del paisaje y la posible apertura del día, nos encaminamos a los miradores de la increíble cadena montañosa, en 1 hora estábamos encaramados a ellos, cautivados por los extraordinarios picos que se interponían al rápido paso de las nubes, fue un anochecer maravilloso, observando crestas como el altivo Fitz Roy y la aguja Cerro Torre.

Primera vista del Fitz Roy y Cerro Torre.

Panorámica del Fitz Roy y Cerro Torre, desde el mirador del Cóndor.

Asomando entre las nubes el flamante Fitz Roy.

Atardeciendo en la cordillera.

Al día siguiente, partimos por la mañana hacia las Lagunas Tres y Sucia, justo debajo de la base del Monte Fitz Roy. La ruta comienza al final del pueblo y en seguida entre árboles empieza a ascender, rápidamente se llega al mirador del Valle del Río las Vueltas, con la cordillera del Diablo y sus picos nevados al fondo. Luego aterrizamos en la Laguna Capri, un precioso entorno donde se puede divisar el Monte Fitz reflejado en sus transparentes aguas; más tarde hay un desvío para ir al mirador del Fitz, desde donde se vislumbra perfectamente este sobrecogedor y extraordinario macizo. Pasado el campamento Poicenot, nos encontramos con las rampas más duras de la subida antes de trepar a las lagunas finales. 

Cuando culminas el esfuerzo es más que recompensado, es una imagen tan bella que te deslumbra. El paisaje es una delicia, glaciares, montañas, graníticos paredones, cascadas y lagos conforman un armónico conjunto realmente fantástico. La Laguna Tres, que es la primera que aparece a la vista, tiene un vivo azul turquesa, en contraste con la Laguna Sucia, de un suave verde esmeralda, pero ambas son tan sumamente bonitas que ninguna gana a la otra. Entre ambas se halla un divino mirador natural, con geniales vistas de 360º.

Valle de Las Vueltas.

Ruta a la base de la montaña.

Laguna Capri.

Mirador de Fitz Roy.

Detalle del macizo.

Laguna Tres.

Laguna Sucia y su espectacular glaciar.

Turquesas aguas en la Laguna Tres.

Desde el mirador de 360º, hacia las Lagunas Madre e Hija y el enorme Lago Viedma.

Entre lagunas.

Gozando del entorno.

Flora de la Patagonia.

A la bajada, tuvimos la oportunidad (debido al buen clima), de continuar hacia el glaciar Piedra Blancas, por un precioso camino boscoso, abarrotado de troncos agotados por el paso del tiempo y otros muchos llenos de vida. Este nevero es una enorme masa azulada de hielo, de la que se desprenden varias cascadas que originan un grandioso "circo glaciar". 

Típico bosque patagónico.

Laguna y glaciar Piedras Blancas.

Dejando atrás el sensacional conjunto.

Pájaro carpintero, tranquilamente trabajando a nuestro lado, "tacatacatá".

La marcha continúa hacia Calafate, la localidad del turismo por excelencia de la Patagonia argentina, debido a que desde aquí se accede al fascinante PERITO MORENO. 

Camino a Calafate, dejando atrás el magnífico Fitz Roy.