jueves, 4 de abril de 2013

LO QUE FALTABA

Dejando atrás el increíble Fin del Mundo, ese lugar tan lejano, colmado de paisajes imposibles, parajes emblemáticos y fenómenos naturales por donde mires, donde sientes que la belleza natural te envuelve a cada segundo, aterrizamos en Puerto Montt, saltándonos de un tirón la costosa pero bella carretera Austral, pudiendo disfrutar desde el avión de espectaculares vistas. 

La vuelta al sur de Chile (al sur que dicen los chilenos), nos recibió con un  tiempo fantástico, genial ya que la vez anterior que estuvimos en Puerto Montt y alrededores estaba un poco nublado. Salimos rápidamente dirección Puerto Varas, donde pensamos hacer noche para ir a ver el Parque Nacional Vicente Perez Rosales (el Parque más antiguo del país y uno de los más visitados) al día siguiente. Al llegar a la ciudad, esta vez pudimos contemplar la bonita estampa del Lago LLanquihue con sus volcanes nevados al fondo, sobresaliendo por encima de todos el impresionante Osorno. 

La costanera, Puerto Montt.
Plaza de Armas, Puerto Montt.
Puerto Varas.
Imagen del volcán Osorno desde Puerto Varas.
Por la mañana en la playa, Puerto Varas.

Camino a Ensenada.
A la mañana siguiente, salimos a conocer el Parque Nacional, recorriendo la ribera del Lago se pueden admirar las bonitas estampas que ofrecen el Lago y el volcán. El primer destino fueron los famosos Saltos del Petrohué, unas fuertes caídas de agua entre gigantescas piedras, con un color azul celeste que muestra la claridad del agua proveniente de los glaciares cercanos. A continuación subimos hacia el Lago de Todos los Santos, con sus aguas de color esmeralda que abarcan gran parte del Parque Nacional, donde se encuentra un muelle con catamaranes para el deleite de los turistas. 


La guinda del día, la pusimos al ascender a la estación de esquí del volcán Osorno, allí realizamos un pequeño paseo a la falda del volcán para mirar las generosas vistas que se aprecian, destacando los lagos Llanquihue y de Todos los Santos y los volcanes Puntiagudo, Casablanca y el altísimo Tronador. Como el día estaba tan claro, se podía divisar en el horizonte la bahía de Puerto Montt y la isla Chiloé, que se encuentran a una distancia considerable.

Llegando al Parque Natural Vicente Perez Rosales.
Saltos del Petrohué.

Lago de Todos los Santos.
El volcán Osorno sobre nuestras cabezas.

Muelle del Lago.
El río Petrohué.
Mirador carretera hacia Volcán Osorno.

Colibrí en acción.
Otro colibrí.
Panorámica de la cordillera, muy cerca de Argentina.
Estación de esquí de Osorno.
Vista desde la  estación de esquí.

De regreso a Puerto Varas.
Volcanes desde la carretera hacia el norte.
El viaje continúa lentamente pero sin pausa hacia el norte, tras pasar la noche en la popular ciudad de Osorno, la siguiente parada fue el sorprendente Salto del Laja, unos impresionantes velos de agua en dos grandes racimos.  Siguiendo un camino, pudimos subir hasta el río, que no denota el gran desplome por la tranquilidad y profundidad de su ancho cauce, pero que forma un verdadero espectáculo. 

Plaza de Armas, Osorno.
Primera cascada, Salto del Laja.
2ª salto visto desde arriba.

Poco a poco el viaje va finalizando y toca buscarnos la vida para continuar aquí más tiempo o volvernos a España. Paramos en Curicó porque nos parece una buena zona en cuanto a ubicación, está cerca de todo, además queríamos visitar a Nico y Cata, con los que compartimos una parte de nuestro periplo hacia el sur. Nos invitaron a pasar el fin de semana con ellos en su preciosa casa en los alrededores de la ciudad. El viernes antes de vernos con ellos, pasamos por los colegios privados y algún club de tenis para probar suerte.

Aprovechando la cercanía a la pre-cordillera, nos acercamos al pequeño pueblo de Los Queñes, famoso por sus paisajes y por ser un paso fronterizo en la antigüedad. 
Paisaje con la cordillera el fondo, Los Queñes.
Escultura de cemento, Los Queñes.
El domingo por la tarde, llegamos  una vez más a la capital, para intentar arreglar los papeles y mirar las posibilidades de trabajo que se nos dan en esta ciudad. 

La semana completa la utilizamos para hacer contactos y aprender como funciona aquí la búsqueda de empleo. Además, dedicamos una parte de nuestro tiempo a saborear la vida cultural de Santiago, en los distintos Centros Culturales, como La Moneda y el GAM (Gabriela Mistral), donde había exposiciones variadas y festivales de cine.

Aquí pasamos la mayor parte de la semana en la alucinante casa de Jaya, ella nos ayudó mucho y nos dio abundante información para buscar "pega" (trabajo). Tanto ella como su familia nos atendieron estupendamente, y compartimos varias cenas con ella y su pololo Andrés. El viernes nos invitaron a un asado y a ver el partido Perú- Chile en casa junto a sus amigos, donde notamos que el fervor que se siente por el fútbol es igual en todas partes del planeta.

También quedamos con Esperanza y Juan, una encantadora pareja que conocimos en el barco del glaciar O´Higgins y que nos están ayudando para que podamos quedarnos por estas tierras. Cenamos en el Estadio Español, un elegante club social y deportivo, donde además de estupendas instalaciones, posee bonitos patios andaluces y un restaurante de comida típica española.

Detalle de exposición Violeta Parra, La Moneda.
Centro Cultural La Moneda.
Viendo el encuentro Perú-Chile.
El último día en la casa de Jaya.


Con Juan y Esperanza en el Estadio Español.
Antes de partir, pasamos la jornada en el Parque Bicentenario, un hermoso y cuidado lugar que posee de todo para pasar un agradable día al aire libre sin darte cuenta que estás en medio de la ciudad. Tiene dos pequeños lagos, enormes explanadas con hamacas y sombrillas, zonas de juegos infantiles, un centro cívico y estupendos caminos para pasear o andar en bicicleta. 

Original escultura del Parque Bicentenario.
Una pequeña explanada con sus hamacas y sombrillas.
Un poco superados por el tamaño y el estrés de Santiago, y la dificultad por ello para encontrar trabajo, (aunque hicimos varios contactos y veremos que pasa en el futuro) decidimos trasladarnos a Talca, una ciudad cerca de Curicó que por su situación es el lugar que hemos decidido usar para asentarnos.

Llevamos una semana y media, hemos tenido varios contactos y entrevistas, de momento nada fijo, esperemos que en esta semana se pueda concretar algo, ya que hay varios proyectos interesantes. Hemos alquilado una casita, disfrutado de los eventos de la ciudad: sus baratos cines,  un torneo de tenis, la fiesta de la vendimia en los alrededores, y por fin hemos podido empezar a practicar un poco de deporte (que teníamos ya muchas ganas).

Os contaremos lo que sucede.