sábado, 21 de diciembre de 2013

CHAO TALCA


El tiempo pasa de diferente manera dependiendo de muchos factores, a nosotros nos parece inverosímil que nuestro sueño se haya casi consumido y estemos refiriéndonos a él casi en pasado.

La llegada a casa la percibimos como algo inminente, queda muy lejana la imagen de cuando Carlos y Roberto nos dejaron en el aeropuerto con nuestro equipaje para llevar a cabo está aventura y estamos a punto de volver a revivirla, pero está vez para reencontrarnos. 

Viajar una larga temporada, conocer y adaptarnos a a otra cultura, además de financiarnos allí la estancia, suponía un ambicioso proyecto plagado de incertidumbres y dudas, pero hoy en día podemos decir que lo hemos solventado mucho mejor de lo pensado, solamente con ilusión y predisposición. Estamos muy orgullosos de todo lo que hemos realizado, la gente que hemos conocido y los miedos que hemos superado, todo ello realizado de forma independiente, planificado por nosotros, diseñando nuestra ruta, gestionando nuestro tiempo, superando el tedioso trámite de los papeles y empezar la vida en otro país, que siempre tiene su dificultad.

Ahora toca la dura despedida de la vida que hemos formado aquí, pero la alegría de llegar a la nuestra, nos tiene la ilusión ansiosa por reencontrarnos con nuestro entorno y nuestra gente. 

Estas dos semanas han sido puras despedidas de amigos y compañeros de trabajo y de preparar la dura maleta del regreso. Talca finalmente se convirtió en nuestra ciudad de acogida, al principio nos pareció solo buena por su idónea ubicación, acorde a nuestros proyectos de seguir conociendo lugares interesantes, pero que poco a poco nos fuimos amoldando a ella y adaptándonos a su peculiar ritmo.

Aquí señalamos unos pequeños matices de su identidad: ciudad tradicional chilena por excelencia; capital regional con carácter provinciano; activa y profesional en organización de eventos; extensa población de más de 300.000 habitantes; amaneceres nublados en invierno y luminosos en verano; Alameda solitaria y melancólica en invierno, alegre y exuberante en el periodo estival; la inquietud constante de sus temblores; su centro con el dulce aroma a cabritas (palomitas); farmacias abiertas a todas las horas y todos los días; sus tienditas de barrio; el tranquilo río Claro con sus canoistas y barquitas de recreo; el Mirador del Cerro sobre el mismo río; su colorido y alborozado mercado CREA con estupendos alimentos,  con frescas frutas y verduras , sus gigantescos mariscos y sus deliciosas empanadas de queso; la calle Diagonal y sus restaurantes y bares con pretensiones de ser elegantes; la acodedora placita de Rugendas con restaurantes, teterias y cafes conarte y encanto ; sus fiestas costumbristas con caballos y huasos (personajes típicos); sus elegantes palmeras; sus mediodías placidos; repleta de bicis y motos por su terreno sin desniveles; su Terminal de buses destartalada y caótica;  sus colectivos negros de matriculas amarillas; sus innumerables puestos callejeros; el Mercado de Las Pulgas de segunda mano los fines de semana; los señoriales grandes edificios como el Amalfi y La Paz; los señoriales Clubes de Tenis, el Estadio Español y Tenis Talca; la cuadrada y gran Plaza de Armas; su cine a "Luca" (1000 pesos) y palomitas a 300 pesos; la multifacética Plaza de Cienfuegos siempre con eventos de alguna cuestión; sus enormes barrios periféricos de La Florida y Las Rastras; su singular distribución callejera numérica y por puntos cardinales; el centro comercial y el Casino de Talca; la comercial calle peatonal y principal de la "1 Sur"; sus bonitos atardeceres tras la cordillera de la costa; las parejas de adolescentes retozando en La Alameda; nuestro trabajo en la tienda de motos FullMoto; los desérticos domingos, no hay nadie en la calle, la ciudad para por completo; el lujo de tirar la basura por el ascensor de basuras; nuestro 12º y 13º departamento, nuestra primera casita en el patio de otra; las largas y calurosas charlas por Skype; donde aún se ven carros tirados por caballos; sus vistas a los Andes; su Navidad en verano; su olor a completos (perritos calientes); los fines de semana estupendos con la familia Contreras, sus buenos restaurantes; su gente sencilla pero altiva de sus costumbres; los helados del Vía Láctea; nuestro callejeos con nuestra scooter; el jugoso restaurante "Te lo hago rico"; la sirena de las 12h; los colegiales vestidos de uniformes; los lava-coches callejeros...


Cena con "españoles por Talca".
Llegando en tren a Gonzalez Bastias, asado y baños en el río Maule y en las tinajonas.
Desayuno rico en Gonzalez Bastias.
Y como no podía ser de otra manera en Chile, no hay celebración sin asado.
Una de las "Tinajonas".
Despedida con nuestros jefes.

Foto de grupo en la cena de despedida con parte de la empresa.
Sector duro de FullMoto y Agromoto.

Fin de semana con la encantadora familia Henriquez-Contreras, en su preciosa casa de Colbún.
Disfrutando del lago Colbún, con moto de agua, catamarán y esqui acuatico, gracias familia.

Ahora volvemos a la carretera, viajaremos hacia el sur de Chile recorriendo Parques Nacionales que no visitamos la vez anterior, para luego subir por los andes argentinos y conocer su región de Los Lagos.